Siempre me he preguntado con asombro cómo un hombre de acción y autor de
numerosos libros completamente alejados de los cuentos infantiles, pudo
escribir uno como El Principito, la antítesis de toda su obra, y la
génesis del libro también es asombrosa.
Fue un encargo.
Aunque
aún faltaba tiempo, se acercaba la Navidad, y se le pidió que
escribiera un cuento para publicarlo en esas fechas, ¿a quién pudo
ocurrírsele semejante idea?
Lo sorprendente es que él aceptara y
más sorprendente todavía el que lo escribiera tal como lo hizo, un
cuento fuera de serie, único, que se aleja de todo sendero trillado:
protagonistas, un piloto perdido en el desierto y un niñito que llega de
un cuerpo celeste desconocido, y tan pequeño, que parece de juguete.
Creo
que en estos dos personajes su autor se desdobló, un niño grande, al
revelar en un organismo adulto la mente de un niñito llena de inocencia y
poesía.
Tal vez Antoine de Saint-Exupéry, en el fondo no era más que eso, un niño grande, que, a diferencia de Peter Pan, sí creció. Estrella Cardona Gamio, 1 de enero de 2016
El principito de Antoine de Saint-Exupéry, lectura del mes de enero en el Club de lectura de Café Literario.
¡Me apunto!
ResponderEliminar¡Fantástico, se te echaba a faltar!
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