Tenía yo doce años cuando leí por primera vez el cuento de Lewis Carroll... y no me gustó nada, supongo que al ser preadolescente me hallaba menos cerca de la infancia y “las cosas para niños pequeños” no me atraían en absoluto. Lo volví a leer de mayor y entonces lo entendí, lo que no significa una regresión a la infancia, sino todo lo contrario o sea un acercamiento al mundo de un escritor porque yo también empezaba a serlo al madurar con la edad.
Capté aquella tarde de verano en la que tres niñitas a bordo de una barca, le exigieron a un sesudo caballero que les contase un cuento que ellas iban enriqueciendo con sus comentarios a cual más disparatado, sin que el narrador se inmutase o quisiera corregirles la plana.
En primer lugar el cuento se tituló Las aventuras subterráneas de Alicia y no había personajes que sólo salieron en la versión definitiva la que todos conocemos como Alicia en el País de las Maravillas.
Circulan muchas anécdotas alrededor de esta obrita, que su autor la transcribió al papel aquella misma noche y que un tiempo después se decidió a imprimirla para regalársela a las niñas pagando el mismo Carroll de su bolsillo, la edición, y que el cuento fue un éxito, como ya lo sabemos todos.
Este 2015 se cumplen 150 años de su publicación y menester es que lo recordemos en este pequeño homenaje que Café Literario le dedica. Estrella Cardona Gamio, 30 de julio de 2015
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Alicia en el País de las maravillas de Lewis Carroll, lectura del mes de agosto en el Club de lectura de Café Literario
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